El comportamiento humano siempre me ha fascinado, igualmente el de los animales. Como un niño, en la finca nunca perdí la oportunidad de ser un espectador, cuando mi madre torcía el pescuezo de una gallina y la tiraba al suelo en donde se sacudía en los estertores de la muerte. Yo no podía comprender por qué el ver una gallina en ese estado causaba tanta histeria entre las aves del corral. Tan pronto como la gallina moribunda empezaba a sacudirse, las demás gallinas erizaban sus plumas con rabia y con alaridos obscenos se lanzaban sobre ella a picotear sus ojos y a arrancar sus plumas. Aún más extraño el porqué cada gallo en los alrededores se convertía en un maniático sexual, luchando por su turno para montar y fornicar con el cadáver aún temblando.
Cuando llegué a Nairobi, Kenya, guié mi motocicleta por las calles pavimentadas de una ciudad moderna, bulliciosa y sofisticada, una ciudad que parecía calmada y pacífica, mas el potencial de la violencia repentina estaba siempre presente y pronto descubrí que automáticamente si un raponero agarraba a cartera de una mujer blanca, sus propias vidas quedaban en la balanza. Cuál vivía y cuál moriría, dependía de la primera voz de la muchedumbre. Si el primer grito era “agárrenlo”, casi seguro que la gente mataba al raponero; mas si la primera voz decía “cochina mujer blanca imperialista”, en cosa de segundos los volátiles africa nos la agarrarían por la garganta y su posibilidad de escapar con vida era prácticamente nula. Que una mujer inocente acabase su vida por haber perdido la cartera, era prácticamente difícil de explicar en términos no raciales y lógicos, pero la lógica tiende a evaporarse cuando más la necesitamos.
En Zambia vi a chusmas políticas africanas, violar, torturar y asesinar mujeres negras de la pacífica secta Lumpa de Alicia Lenshina. Usando sogas de cuero crudo para separar las piernas de las víctimas, los fanáticos políticos del partido de libertad UNIP, alegremente tomaron turnos para punzar e hincar palos en las aberturas del cuerpo. Violencia espontánea; crímenes humanos sin ning una justificación. . . sin explicación. Los vi, una y otra vez.
Antes de enorgullecerme asegurándome que yo era de una cultura más avanzada y superior, empecé a sospechar más y más que yo también, si fuese expuesto a la locura de la chusma, sería capaz de similares atrocidades. Pero ¿por qué? Porque cuando estuve en Centro América, el magnetismo de cien mil personas marchando en una protesta me arrebató de los espectadores y repentinamente me encontré participando voluntariamente en esa manifestación de protesta que solamente entendí en forma muy vaga. Caminando por las calles de San Salvador como gigante loco, gigante, sí, sin temor y sin conciencia.
Si yo hubiera tenido la esperanza de que mis viajes y mi tesoro de experiencias personales me iban a revelar las fórmulas secretas que explican y hacen predecibles los enigmas del comportamiento humano. . . Llegué a la conclusión que yo había vagado por 69 países y gastado años de mi vida sin haber recibido la más mínima recompensa. Las tragedias e injusticias que había visto habían empezado a manchar mi perspectiva de la vida yme estaba volviendo cínico y desconfiado de Otros hombres, antes de encontrarme con Regina enel aeropuerto de Medellín.
No fueron sus ojos fulgentes y su cuerpo gracioso los que me atrajeron; en verdad me había vuelto insensible a la virtud superficial de una cara bonita y un cuerpo sensual.La sencilla salubridad de Regina me fasciné. Pero lo que más me intrigó fue lo que pareció ser una total inocencia de las verdaderas realidades de la vida. Su imaginación de niña me agradó sobremanera y me enamoré de su habilidad maravillosa para inventar mentiras tan fantásticas.
Mi mente cansada encontró un refugio ameno en su compañía y sonreí por dentro en la medida en que sus maravillosos cuentos me transportaban a la tierra de nunca—jamás en donde Regina aún siendo niña aprendió levitación y flotaba hasta el cielo raso para aflojar las bombillas, abrir una puerta con una mirada o abrir la llave del agua con su poder de concentración.Ella me contó que podía magnetizar la gente para sanarla y entrar en un estado de rapto para saber qué estaban haciendo las personas en otras tierras y que podía controlar el clima por medio de ritos mágicos. Su esposo, ella me explicó, había sido apuñalado y muerto por su mejor amigo; mas esto n era extraño, me explicó Regina, puestoque el castigo por el mal comportamiento continúa desde una vida a la otra y él en su encarnación anterior había sido una mujer traidora habiendo matado a su amante. La ley de consecuencia era infalible, dijo ella, así que el asesino de su esposo no era más que un instrumento del destino; por consiguiente ella había insistido que fuera liberado de la prisión para que se reuniere con su esposa y familia. Pensé, cuán maravilloso es poder dominar semejante desencanto propio y evitar la malicia, culpabilidad y agonía que torturan la mente. Regina me aseguré que nosotros habíamos estado enamorados en otra vida. . . y me pareció una certeza pues el día que la conocí tuve el presentimiento de que nos habíamos conocido hacía mucho, mucho tiempo. Cuando hicimos nuestros votos matrimoniales, ella sonrió y dijo que este no era nuestro primer matrimonio y posiblemente no sería el último.
Las primeras semanas de vida con Regina fueron muy difíciles y muy desorientadoras. Ella me contó cosas de mi pasado que yo había olvidado hacía tiempos; de repente, ella, sin avisar, entraba en un trance y yo, como un imbécilil, trataba de revivirla creyéndola muerta. Ella sabía quién llamaba, y me pedía contestar al teléfono cinco segundos antes de timbrar.Un día la vi colocar las manos sobre un ciego que inmediatamente empezó a ver. Eso era demasiado para mí. Mi mente comenzó a rechazar lo que veía y empecé a desconfiar de lo que oía. Me sentí víctima de algún chiste colosal. Este mundo extraño en que estaba viviendo dejó mi mente aturdida, y quise zafarme. Después de unas semanas de matrimonio tomé un avión para los Estados Unidos y regresé a Nebraska. Mas en pocos meses estuve de nuevo con Regina y en espera de nuestro primer retoño. La pequeña Johanna nació con una terrible enfermedad en los pulmones y los médicos especialistas quienes la examinaron pronosticaron que ni un milagro le permitiría vivir un día más. Cuando dimos la noticia a Regina. seis horas después del alumbramiento, ella se levantó de la cama y dirigiéndose a la sala de incubación magnetizó a nuestra hija. Otra vez en la cama, Regina entró en un trance. De repente los estertores de la pequeña Johanna cesaron y su corazón se detuvo. Cerré los ojos y sentí algo, alguien. - . grande, pesado, oscuro y silencioso a mi lado. Pensé que fuese la muerte, luego me dejó. Abrí los ojos. Johanna empezó a respirar. La enfermera volteó la cara, con sus ojos iluminados por la emoción. Aturdido regresé al lado de Regina y antes de poder hablarle ella tomó mi mano y dijo: “Entré en un trance para sacar el espíritu del cuerpo de Johanna y colocarlo nuevamente como debía estar; ella ahora está libre de su enfermedad y se mejorará”. Yo balbucí, luchando contra las lágrimas. “Cuando ella dejó de respirar cerré los ojos. - - había alguien a mi lado, luego se fue. ¿Era la muerte?”. Regina sonrió. “No. . . era el espíritu de Johanna, él estaba a tu lado, tú lo sentiste, ella te buscó, tomó parte de tus energías y luego volvió a su cuerpo”. Los médicos estaban asombrados de la recuperación de Johanna. Yo le compré un par de aretes de oro y tina de las monjas perforó sus orejitas antes de llevarla a casa; Johanna lloró, pataleé y luché gritando con el dolor; mas para mis oídos era una música.
He sido y todavía soy el escéptico mas severo de Regina. Rehusó a rendirme en las viejas formas establecidas de pensar, pero cada día que vivo con Regina, lo increíble se torna común. Son demasiados los cuentos y sus mentiras inocentes que a la postre han venido a ser verdades. Aún me cuesta trabajo aceptar lo que veo cuando Regina en sus clases de Relajación Mental se eleva. Esto va no solamente contra las Leyes de Gravedad, o contra el sentido común,para no mencionar la violación de las leyes de la Física y de la Ciencia. ,, pero allí está ella, sostenida por ningún medio flotando en el aire. Bueno, quizás estoy alguito envidioso por no poder hacer lo mismo y supongo que aún me queda muchísimo por aprender.
Mas he llegado a reconocer que la última frontera no está en el Africa ni en la selva, ni en los desiertos o en el fondo de los mares o en el lejano espacio sideral. Tengo la seguridad de que el desafío más grande es descubrir quién y qué somos, y buscar cómo podemos explotar e poder infinito de nuestras propias mentes.
Conocer a Regina es recibir una invitación a la aventura, yo he aceptado esa invitación y espero que usted también la acepte."
...........................Danny Liska