La llamada gitana

"Tenía yo 28 años cuando por fin cedí a la llamada gitana, compré una motocicleta y abandoné mi finca para vagar por el mundo en pos de aventuras; explorar el camino extraño; descubrir tribus desconocidas y buscar los rincones lejanos del mundo donde la savia de la vida corre con más riqueza.Año tras año vagué por tierra desde Alaska hasta la Argentina; desde Finlandia septentrional hasta la punta de Sudáfrica. Indagaba y buscaba lo desconocido, lo peligroso y lo macabro. He dejado mis huellas en el barro de las selvas del Infierno Verde de las Amazonas; en las arenas movedizas del Nilo africano; en los vendavales de nieve en Laponia donde los renos escarban la tundra congelada, y he cruzado los candentes caminos de los camellos del desierto de Arabia. He sido testigo de muchas cosas extrañas, y buscando caras desconocidas, quizá yo me estaba buscando a mí mismo cuando merodeaba por los ghettos y las favellas, cuna de las chusmas iracundas cuya sed de dignidad propia las lanza a las calles con ladrillos y teas asentando su habilidad para quemar, matar, crear el caos y destruir.Quizá usted lector, y yo, tenemos algo en común. Quizá usted también añora el condimento de la aventura y el placer de descubrir para sí las cosas que son y que han sido y desea también adquirir la sabiduría para percibir las cosas que van a ser. Mas la rutina diaria del trajín tiende a crear el monstruo de la responsabilidad, negándonos la expresión irresponsable de la individualidad. La sociedad exige conformidad o engaña al hombre creando y encerrando en prisiones a personas frustradas, en donde cada víctima lucha desesperadamente para agarrar las llaves de la libertad que bambolean cerca:¡Maldita sea! Suélteme. . . yo quiero ser, deseo vivir mi propio yo. ¡Quiero ser libre!"

........... Danny Liska ...........